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Todo tiene un principio y un final, y en ese todo también se incluyen las Redes Sociales. No importa si en el pasado tuvieron millones de usuarios, millones de likes, millones de fotos… llega un momento en el que alguien es «millón de avaricioso» y las echa a perder. Véase Facebook.

Pues bien LinkedIn, en mi humilde opinión, lleva camino de convertirse en el nuevo Facebook. Y si no lo ha hecho ya es porque no hay ninguna alternativa digna todavía, pero a la que aparezca, good bye. 

¿Por qué digo esto?

Porque LinkedIn ha pasado de ser un lugar donde ver cosas interesantes de tu sector profesional a ser una amalgama de motivados «hablando de su libro»: gente con el EGO hasta el cielo que nos muestra como Expansión ha publicado su foto, Gente que escribiendo en inglés se piensa que en Silicon Valley le harán caso, gente que hace like a las publicaciones de su empresa porque sino no lo hace nadie, gente que se cree el nuevo gurú de las start-ups y nos explica detalladamente sus teorías, gente que nos comunica que ha cambiado de empresa cuando hacía años que no sabíamos donde trabajaba… y ya luego está la gente que le da igual todo y te pone un video gracioso y se queda tan ancha.

Con este panorama, mejorar a nivel profesional, que entiendo que era uno de los pilares de LinkedIn, para mi queda muy lejano. 

No me enorgullece decirlo, pero lo más entretenido es leer los comentarios de un post medianamente exitoso, la tertulia a la fresca de toda la vida pero en modo «»profesional»». Entre muchas comillas, porque en ocasiones más que profesional parece tinder. 

Lo único que puedo decir para despedirme, es que si alguien quiere una gestión diferente de su perfil de empresa nos puede llamar. O si nos lee algún inversor que quiera diseñar la nueva red profesional… tenemos muchas ideas.

Ignacio Casasnovas – Socio de Houser&Houser