Seleccionar página

Bien es sabido que nunca llueve a gusto de todos. Por eso, es habitual toparnos con huelgas, manifestaciones u otros actos reivindicativos ante determinadas circunstancias.

Como todos hemos podido leer -o en el peor de los casos, sufrir, desde hace unas semanas- el Aeropuerto de El Prat está viviendo unas jornadas algo ajetreadas. En esta ocasión no tienen culpa ni los pilotos, ni los controladores aéreos, ni los servicios de limpieza. Son los trabajadores de los controles de seguridad quienes han decidido poner en práctica sus derechos laborales y reivindicarse para obtener una serie de mejoras.

Ahora que parece que las aguas han vuelto a su cauce en los puertos marítimos y que los estibadores pueden respirar más o menos tranquilos, estos días próximos a las vacaciones han dado paso a problemas de mayor altura. Los controles del aeropuerto están presenciando infinitas colas, no solo por el incremento de pasajeros, producido por cuestiones puramente estacionales, sino por la huelga parcial de los trabajadores.

Colas Aeropuerto

Hasta aquí no hemos explicado nada nuevo y según cómo, tampoco parece asunto de esta sección… Sin embargo, nos parece interesante compartir nuestra reflexión a propósito de todos estos altercados. Efectivamente, estas situaciones no agradan a nadie y no parecen ser muy propicias para el negocio. Pero, ¿por qué? ¿Quizás por una cuestión de respeto? ¿O se trata de decoro? ¿Acaso no será por temeridad? ¿Y si sólo se trate de falta de imaginación?

Según el caso, no siempre sujeto a la gravedad del asunto, podemos encontrarnos ante decenas de miles de personas concentradas en un mismo lugar y luchando por una misma causa. Por lo pronto, es evidente que comparten muchas cosas, una coincidencia que, en nuestro afán de rentabilizar al máximo el coste por impacto de nuestra audiencia y siempre pendientes de la importancia y la dificultad de definir y hallar al público objetivo concentrado en un mismo espacio, creemos conveniente estar atento a ciertas manifestaciones.

Con acierto, todas las partes pueden resultar beneficiadas. Igual que los bancos acuden en masa a los afortunados que han sido agraciados con algunos eurillos en el sorteo de Navidad, nada ocurriría si algunos anunciantes decidieran reorientar sus campañas a propósito de titulares como: «La Barceloneta protesta en la playa contra la turistificación y la pérdida de vecinos» (La Vanguardia), o «El Gobierno refuerza la presencia de la Guardia Civil en El Prat para acabar con el caos» (La Vanguardia).

En cualquier caso, una vez más, el sentido común nos dice que de lo que se trata es de estar atentos; en ocasiones nuestra audiencia se manifiesta donde menos lo esperamos.

manifestación coreana