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El pasado sábado 5 estuve en el Port de Balés, ascensión de 11 kilómetros y casi 8% de media en la octava etapa del recorrido de esta edición. Debido a la pandemia el Tour se ha trasladado de julio a septiembre, y las medidas de seguridad para evitar contagios han sido numerosas. Es curioso ver al ganador de la etapa, antes de bajarse de la bicicleta, enfundarse una mascarilla para hablar ante las cámaras. El cambio de mes dará lugar a cambios meteorológicos que pueden favorecer a ciertos corredores.

Pero el Tour sigue siendo un gran vehículo publicitario donde las marcas pueden afianzar su notoriedad y aumentar el alcance de su público objetivo. Se estima entre 7 y 10 millones de euros lo que Crédit Lyonnais paga por ser el sponsor del maillot amarillo y todos los gadgets asociados al mismo. Son muchos millones de franceses y europeos que siguen la Grand Boucle y que planifican sus vacaciones en función de las etapas del recorrido, por lo que este Banco tiene una gran oportunidad para ganar conocimiento de marca y atraerse las simpatías de la gente, ya que el Tour tiene una imagen muy agradable: deporte sano, espíritu de equipo, esfuerzo con reconocimiento, paisajes bonitos, camaradería, tiempo libre, tecnología en las retransmisiones, y muchos más elementos que lo hacen idóneo para asociar las marcas con sus objetivos de valores y posicionamiento.

Cada año voy a ver alguna etapa pirenaica, y encuentro gente de todas las partes del planeta, y de todas las edades. Por ello no sólo las marcas que se dirigen al mercado francés, sino otras más internacionales, tienen presencia en la Caravanne du Tour, que está compuesta por unos 160 vehículos de lo más pintoresco – aunque en este “año de la pandemia” no llegaban a 100 – anunciando su marca y regalando sus productos a los espectadores que ocupan la carretera por donde pasarán, una hora más tarde, los protagonistas de la competición. Caramelos, botellines de agua, llaveros, muestras de jabones, cremas, magdalenas, gorras, y el maillot de topos rojos que patrocinan Cadenas de Gran Distribución son algunos de los regalos que lanzan desde los vehículos. El coste para cada marca es de 350.000 euros por su presencia en la caravana publicitaria.

Como es lógico, la espectacular retransmisión que hacen las televisiones de todo el mundo genera una audiencia espectacular y, lo que es muy importante, continuada día tras día durante tres semanas. Por eso María Amelia Guillet, de Skoda, dice que «nunca podríamos alcanzar con una campaña de publicidad la cota de simpatía generada por la emoción en el Tour. Aquí estamos de verdad próximos de la gente». O en otra ocasión decía Eric Marchyllie, de Carrefour: «Seguro que el niño que se va a pasear todo el verano con la gorra de lunares va a estar muy contento», en referencia a las gorras y camisetas blancas con topos rojos – que lleva el “rey de la montaña” –, y que en esta ocasión las sponsorizaba la cadena de distribución de gran consumo Leclerc, como queda patente en una de las fotos.

Si tienes interés en patrocinar algún evento deportivo o llevar a cabo una campaña publicitaria en los medios, nosotros estamos al pie del cañón y te podemos asesorar.