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Roldós y el Drac Novell

El post de hoy va a ser un tanto diferente al de otras semanas; por primera vez hemos sido parte de un jurado de creatividad y nos sentimos muy, muy orgullosos, por eso hemos decidido compartir esta experiencia. Y es que no se trata de un certamen cualquiera, sino del Drac Novell, un festival internacional orientado a estudiantes y licenciados en publicidad o comunicación (hasta 2 años después de haberse graduado), y que presume de ser “el único festival del mundo dedicado exclusivamente a los estudiantes de publicidad y que une el ámbito empresarial y académico”. En esta ocasión, se celebraba la 22ª edición, y la Universidad Abat Oliba Ceu ha sido la encargada de acogerlo (cada dos años se celebra en una universidad catalana diferente).

Pues bien, los días 21 y 22 de noviembre, o sea, la semana pasada, grandes nombres de la comunicación cedieron su tiempo para impartir diferentes ponencias y compartir sus experiencias con los asistentes, mayoritariamente estudiantes. Lo bueno de estas sesiones es que los ponentes suelen ser muy honestos con el público que les acompaña, lo que se traduce en la exposición de auténticos casos reales, con sus éxitos y sus fracasos. Además de estas conferencias, hubo diferentes talleres, donde los estudiantes tuvieron la oportunidad de poner en práctica sus habilidades. Como cada año, la clausura del acto se reserva a la entrega de premios de las campañas presentadas, que supera el millar y que cada año es más numeroso.  Las categorías son muchas y muy diversas, así que los estudiantes tienen muchas oportunidades de competir: APP’s, Audiovisual, Campañas integrales, Comunicación en salud (Healthcare), Case study, Gráfica, Radio, Vídeo concepto. Además de otras categorías especiales, como la clásica “Creatividad en 24 horas”

Lo bueno de este tipo de certámenes es que, visualizando la shortlist, no solo se aprende mucho, sino que uno puede hacerse una idea de cómo ven los futuros profesionales cada una de estas categorías. Este es un ejercicio muy interesante ya que las piezas realizadas por las nuevas generaciones nos permiten ver qué opinan ellos y cómo ven ellos este sector. Al fin y al cabo, sus proyectos son un reflejo de su aprendizaje en las aulas, pero también de sus experiencias como usuarios y de sus expectativas como profesionales. A través de ellos podemos ver qué ideas tienen y cómo conciben la publicidad.

Como miembros del jurado, y ante el enorme volumen de trabajos presentados, nos tuvimos que enfrentar a la dificultad de elegir. ¡Qué difícil tarea! Para ello, tuvimos que regirnos por el objetivo del festival: “premiar los trabajos realizados por estudiantes, que pondrán de manifiesto la calidad de la formación impartida por las universidades y escuelas de publicidad y comunicación”. Y así lo hicimos. Además, tuvimos la oportunidad de participar en la entrega de premios, lo que nos permitió ser testigos de la ilusión que produce una victoria y la satisfacción del trabajo bien hecho.

Sin duda, una experiencia muy enriquecedora. Y, como no podía ser de otro modo, nos alegramos mucho de seguir apoyando las iniciativas que lleva a cabo la Associació Empresarial de Publicitat, una asociación fundada por varios pioneros, allá por 1926, uno de los cuales fue Rafael Roldós Gómez, hijo del fundador de esta casa.  Una vez más, Roldós Media sigue estando presente.

 

Carolina Serra, Marketing Strategies

La luz de Barcelona sigue encendida

Esta semana nos vamos a detener en una exposición. Sí, queremos dar un paseo por La llum de Barcelona. Un passeig pel nostre talent, o lo que algunos han descrito como “la primera exposición sobre los genios catalanes y su aportación nacional e internacional”.

Esta muestra, que podrá visitarse hasta el 22 de febrero en los jardines del Palau Robert de Barcelona, pretende homenajear el talento catalán y poner en valor todo aquello que los catalanes y las catalanas han aportado al mundo. Y, a la vista de la exposición, y de la larguísima lista, no es corta. Aunque desde aquí, nos ponemos en la piel del comisario, Albert Torras, y queremos felicitarle por la difícil tarea que ha tenido que asumir. Enfrentarse al difícil reto de seleccionar los nombres más ilustres del mundo de la medicina, la arquitectura, el cine, la moda, el humor o el periodismo, no debe ser nada fácil. Y es que, si la lista de nombres que aparece es larga, ni qué decir tiene lo extenso que es el listado de ausentes…

En nuestro caso, nos enorgullece estar encabezando la lista de los nombres más ilustres del mundo de la Publicidad. Rafael Roldós Viñolas vuelve a aparecer entre esos nombres que destacaron en la difícil tarea de crear una profesión. Con su ayuda, a finales del siglo XIX y con el telón de fondo de la renovación de Barcelona y de su oportunidad en orden a nuevas iniciativas económicas y mercantiles, empezaron a surgir las primeras muestras y necesidades anunciadoras, lo que dio paso al nacimiento de esta profesión: la publicidad. Efectivamente, era una ciudad donde todavía estaba todo por hacer, pero con nombres de hombres y mujeres que supieron poner en práctica su visión emprendedora y su olfato de negocios. Como ya hemos comentado en otras ocasiones, en Roldós nos encanta este tipo de exposiciones e iniciativas; nuestra actividad profesional consiste en ayudar a terceros a ser recordados, y este tipo de muestras nos recuerdan que, aunque en otros contextos, es posible 

Lo interesante de esta exposición es, precisamente, la alternancia de nombres; se ha sabido trazar un itinerario a caballo entre la exhaustividad y la generalidad, que lo hace muy representativo. En el caso que nos ocupa, los nombres escogidos han sido, además del fundador de esta casa, los siguientes: Lluís Bassat, Victor Sagi, Joaquim Lorente, Luis Casadevall, Juan Campmany i Robert Rodergas. Y es que, aunque a veces parezca que el olvido hace mella en el recuerdo, parece que siempre hay alguien dispuesto a encender la luz, una luz muy necesaria mantener viva la historia de cada país.

99 años sin Rafael Roldós Viñolas

De este tema sabemos que hemos hablado en alguna que otra ocasión, pero no nos cansamos de detener nuestros quehaceres diarios –valga lo paradójico de la expresión– para recordar a don Rafael Roldós Viñolas, la persona que fundó esta agencia y que se encargó de crear y asentar muchas de las bases de este negocio, el publicitario.  

Fotografía inédita de don Rafael Roldós Viñolas

 Fuente: archivo familiar

Ya son 99 los años que esta profesión vive sin él, los mismos años que esta agencia funciona sin la figura que le dio nombre. Pero nos sentimos orgullosos de reconocer que no ha habido ni un solo día en que no lo hayamos recordado. De una manera o de otra, sus enseñanzas siguen estando muy presentes y su figura, también. Ciertamente, el día a día no nos permite rememorar su espíritu emprendedor, ni recalcar cuán importante fueron sus numerosas hazañas, muchas de las cuales no solo se tradujeron en avances importantísimos para la evolución publicitaria, sino en un empuje para el desarrollo del tejido empresarial la ciudad de Barcelona. Por suerte, lo que la vorágine de los tiempos que corren y la rutina nos impide, nos lo recuerdan otras voces.

En ocasiones, este recuerdo nos llega a través de quienes han coincidido con algún testimonio que tuvo la suerte de conocer a don Rafael, o de trabajar en la agencia. Si tenemos en cuenta las fechas a las que nos estamos refiriendo (último tercio del siglo XIX y primeras décadas del XX), vemos que las dimensiones del sector empresarial de esta ciudad eran pequeñas, por lo que no es de extrañar que aquellas sagas familiares que se han mantenido fieles a estas tierras, hayan coincidido en espacio y tiempo con la agencia.

Por otro lado, estos testimonios también nos han llegado a través de los medios de comunicación, sean o no del sector. Resulta habitual encontrarnos ante menciones a Rafael Roldós Viñolas, un hombre que, además de ser el primer agente de publicidad documentado de nuestro país, fundó una de las primeras agencias de publicidad y creó, a finales del siglo XIX, uno de los diarios más importantes de la ciudad: Las Noticias

Finalmente, su nombre también aparece en la literatura publicitaria y periodística (o de ámbitos afines). Nos agrada ver cómo se reconoce su labor y constatar que, por mucho que pasen los años, su recuerdo no se desvanece. De hecho, hace pocos días, nos obsequiaron con el libro Tapas de publicidad (muy recomendable, por cierto), de la profesora Eva Santa, donde se le reconoce su loable labor y sus múltiples enseñanzas.

Y es que, como afirmara en su día el diario barcelonés Barcelona Pensión (1 de noviembre de 1918): “Hay hombres cuya vida debiera ser infinita, y entre estos debía figurar don Rafael Roldós”. 

Mención a Rafael Roldós Viñolas

Fuente: Mundo gráfico, noviembre de 1918

Nunca está de más recordar a lo que nos precedieron. Quizás sea cuestión de modas. Quizás la Historia ha vuelto para quedarse. En cualquier caso, es evidente que recordar nos hace más grandes. Y como en Roldós Publicidad estamos para seguir creciendo, empezaremos a pensar cómo recordar a Rafael Roldós Viñolas cuando se cumplan cien años de ausencia. 

La publicidad en los años setenta

El post de esta semana nos remite a un texto publicado en La Vanguardia en la década de los setenta del siglo pasado. Si leemos atentamente las diferentes ideas de esta breve sección periódica titulada “El pro y el contra”, advertiremos grandes dilemas, todos ellos propios de debate hoy, casi cincuenta años más tarde.

Noel Claraso, afamado escritor y guionista español, es capaz de concentrar interesantes reflexiones a propósito de la publicidad en un brevísimo texto. Nuestro objetivo es destacar algunas de ellas para que nuestros lectores pueden ver cómo eran las cosas antes y cuánto de iguales son ahora… 

La Vanguardia, 22 de julio de 1975

La Vanguardia, 22 de julio de 1975

En primer lugar, el autor habla del uso de determinadas licencias publicitarias referentes al lenguaje: las faltas de ortografía. Así, no era extraño (ni lo sigue siendo), que algunos textos presentaran algún error ortográfico o gramatical. De este modo se conseguía captar la atención del público. Actualmente, a pesar de que sería una interesante técnica para intentar conseguir un segundo de atención (o un clic) de nuestra audiencia, su abuso (intencionado o no) la ha relegado al olvido. La costumbre es lo que tiene. Por desgracia, a nadie sorprende ya toparse ante una falta ortográfica en un anuncio (ni tampoco en los libros, medios de comunicación u otros medios impresos). Por eso, el famoso “si toséis, toméis” -conocido slogan al cual alude Claraso, y que se hizo muy popular en la Barcelona de principios del siglo pasado, gracias a la perspicacia del publicitario Rafael Roldós, que lo ideó para dar a conocer el producto de su gran amigo, el doctor Andreu- ya no causaría el revuelo que supuso en su momento.

En segundo lugar, el texto se refiere también a la idea de que “lo bueno de un anuncio es que llame la atención”, aunque sea a base de repetición, llegando, si es necesario, hasta la saciedad. Pues bien, el verano de 2017 nos deja una muestra de cómo seguir a pies juntillas esta recomendación y, además, con éxito. Algún avispado lector ya habrá intuido que nos estamos refiriendo al controvertido anuncio del “pollo, pollo”, de una conocida cadena de comida rápida. Esta campaña ha conseguido revolucionar las redes sociales a la par que ha representado un aumento de las ventas del mencionado producto, según afirma la compañía, convencida, además, de que “Cuando algo es bueno de verdad, se dice dos veces. Por eso en KFC no hacemos solo pollo, hacemos Pollo, Pollo.”

Una vez más, nos encontramos ante un caso que nos demuestra que no todo está caduco. Eso sí, hay que dar con la varita mágica, aunque, esa oportunidad en ocasiones sea fruto del azar.

Anuncio KFC “Pollo Pollo”. Fuente: Youtube

A lo que no tenemos respuesta todavía es a las reflexiones que el autor expone acerca de la nomenclatura publicitaria. Y es que… si “la ciencia de los anuncios se llama publicidad (…) ¿por qué no llamarla anunciaduría? O ¿por qué a los anuncios no se les llama publicidatorios o algo así?”. Realmente, continúan siendo misterios del lenguaje, y hasta que podamos resolverlos, desde Roldós seguiremos atentos a la revolución del “pollo, pollo” y a las posibles licencias ortográficas que nos depare “la vuelta al cole”.