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Grandes almacenes, centros comerciales y galerías: mucho más que aliados contra el frío

Todos hemos notado que, hoy en España, ha empezado el otoño. No oficialmente pero sí climatológicamente, que para el caso viene a ser lo mismo. La nueva estación implica la llegada de lluvias, frío, y vientos, y conlleva el consecuente aumento de ropa y capas por parte de los ciudadanos. Esta indumentaria propia de los meses más gélidos supone para muchos de nosotros una verdadera incomodidad, y nuestros impulsos de “salir de compras” o “ir de tiendas” se ven frenados.

Es el momento de dejar a un lado las calles y pasear libremente por otro tipo de recintos como son los grandes almacenes, los centros comerciales o las galerías. Todos ellos, en diferentes momentos de la historia, han servido para satisfacer, en un solo recinto, las necesidades de los compradores más exigentes. Y de los más indecisos también.

Anuncio Casa Vilardell

Anuncio Casa Vilardell de 1932 gestionado por Roldós – Tiroleses.

Inicialmente fueron los grandes almacenes o tiendas por departamentos (SEPU, Dos Leones, El Siglo, El Indio, Jorba o Madrid-París) los primeros en aparecer. Ubicadas en el centro de las ciudades, estas tiendas ocupaban una superficie de grandes dimensiones. Generalmente estaban construidas en diferentes plantas y ofrecían una gran variedad de productos, algo que hasta entonces no era posible encontrar en un único espacio.

Anuncio El Siglo

Anuncio El Siglo de 1926 gestionado por Roldós

Con el tiempo, estos espacios fueron desapareciendo y las galerías comerciales (Galeries Maldà o La Avenida) se encargaron de tomar el relevo. Algunas de ellas –igual lo hacen los grandes almacenes-, con mayor o menor éxito, todavía conviven con los centros comerciales (La Maquinista, Splau, Gran Via 2, l’Ànec Blau…). En ambos casos nos encontramos ante un espacio concreto compartido por diferentes tiendas que conviven unas con otras. La ventaja de los centros comerciales es que presentan infinidad de particularidades, pudiendo ser espacios abiertos, cerrados, grandes, pequeños, céntricos, en el extrarradio, etc. En cualquier caso, y sea cual sea la morfología adquirida, son un excelente espacio para la inserción de publicidad. Se diferencian de otros porque permiten una amplia variedad de medios, soportes y formatos. Lo único que hace falta es imaginación. A grandes rasgos podríamos hablar de tres dimensiones:

  • Dimensión externa al centro: aquél espacio cercano al centro en cuestión como pueden ser las calles colindantes o la entrada.
  • Dimensión interna al centro: hace referencia al interior de las inmediaciones del centro comercial, como pueden ser suelos, escaleras (mecánicas y manuales), pasamanos, paredes, techos, servicios, etc.
  • Dimensión individual del centro: se trata de las propias tiendas a nivel particular. En este caso, los espacios de que disponen son los escaparates o el interior de las mismas.

Si las formas son ilimitadas, algo similar sucede con los contenidos. Al existir tantos comercios y espacios, los mensajes que se pueden transmitir son muchos y muy diversos, y pueden variar según dónde estén ubicados. Así, podemos encontrar publicidad del centro comercial, publicidad de una única tienda, publicidad de un sector determinado agrupando diferentes establecimientos, etc.

El buen tiempo de las grandes superficies

 Ejemplos publicitarios en un Centro Comercial.

Vemos por tanto que las ventajas de estos establecimientos lo son tanto para clientes como para anunciantes, combinación que en otros casos no siempre funciona. Aunque muchos se conforman con el mal tiempo para tener buena cara, existen muchas otras alternativas para garantizar el éxito de asistencia (y compras) a un centro comercial. La experiencia que nos avala tras décadas trabajando con este perfil de clientes hace que en Roldós sepamos cómo hacer de un centro comercial el mejor reclamo, al margen de los vientos que corran. ¿Te informamos?

Fuente Imágenes 1 y 2

Fuente Imagen 3